Cómo tomar mejores decisiones empresariales: claves de la neurociencia y el neuroliderazgo
Tomar decisiones en la empresa nunca ha sido sencillo. Como consultor, he visto a directivos que tardan semanas en analizar un movimiento estratégico y otros que actúan de manera impulsiva. Lo curioso es que, en ambos casos, el cerebro está jugando un papel protagonista. La neurociencia aplicada al liderazgo y a la empresa nos ofrece claves valiosas para entender cómo funciona ese proceso y cómo podemos mejorar nuestras decisiones.
En este artículo vamos a explorar cómo el cerebro toma decisiones, qué factores psicológicos influyen, cuáles son los sesgos más habituales en la empresa y, lo más importante, qué podemos hacer en la práctica tomar mejores decisiones.
El proceso cerebral de la toma de decisiones
Decidir no es simplemente “pensar y elegir”. Nuestro cerebro sigue un proceso bastante más complejo y en este orden:
Percepción de la información: Recibimos datos del entorno a través de los sentidos, pero también interpretaciones basadas en experiencias previas.
Evaluación emocional: La amígdala y otras estructuras del sistema límbico valoran la carga emocional de la situación. ¿Peligro? ¿Oportunidad? Aquí ya empezamos a inclinar la balanza.
Procesamiento racional: La corteza prefrontal entra en acción. Analiza pros y contras, calcula riesgos, compara opciones. Es la parte más “ejecutiva”.
Decisión y acción: Finalmente, se activa el circuito de recompensa (dopamina) que nos impulsa a actuar con la sensación de que hemos tomado la “mejor” decisión.
Lo importante es entender que ninguna decisión es puramente racional: siempre hay emoción de por medio. Aunque las decisiones parezcan muy racionales el mayor peso cae en el aspecto emocional. Incluso en temas como las finanzas, tal como lo explico en varios post (puedes verlos aquí). El científico. Antonio Damasio, en su famoso experimento con pacientes con daños en el sistema límbico, demostró que sin emoción las personas son incapaces de decidir incluso lo más simple. Es decir, sin emociones no hay decisiones válidas.
Factores psicológicos que influyen en la decisión empresarial
En el contexto de la empresa, la toma de decisiones está condicionada por múltiples factores psicológicos:
Estrés: Bajo presión, el cortisol interfiere en la capacidad de análisis, favoreciendo respuestas rápidas pero menos elaboradas.
Motivación: La dopamina actúa como motor de acción, pero también puede llevarnos a ser excesivamente optimistas.
Experiencia previa: Los recuerdos almacenados en el hipocampo influyen en cómo interpretamos situaciones actuales.
Presión social: En entornos de equipo, la conformidad y el deseo de aceptación condicionan muchas decisiones.
En definitiva, no decidimos en un vacío. Nuestro contexto, emociones y relaciones marcan la ruta.
Sesgos cognitivos que distorsionan las decisiones
Los sesgos cognitivos son atajos mentales que nos ayudan a decidir rápido, pero no siempre bien. En el mundo empresarial pueden tener un coste enorme. Aquí algunos de los más relevantes:
1. Sesgo de confirmación
Buscamos información que confirme lo que ya pensamos. Un gerente convencido de que cierto mercado es rentable tenderá a ignorar señales en contra. O una empresa que ignore las críticas de sus clientes porque solo "escucha" lo bueno que dicen de su marca.
2. Exceso de confianza
Creer que sabemos más de lo que realmente sabemos. Este sesgo llevó a muchas empresas a subestimar la disrupción digital. Tal el caso de Kodak.
3. Aversión a la pérdida
El miedo a perder pesa más que la posibilidad de ganar. Por eso algunos proyectos innovadores nunca llegan a arrancar.
4. Anclaje
La primera cifra o dato que recibimos influye desproporcionadamente en la decisión, aunque no sea relevante.
5. Efecto halo
Una característica positiva de una persona o producto (por ejemplo, “es carismático”) nos hace sobrevalorar el resto. O un producto con una buena estética nos hace pensar que prestará buenas funciones, pero después...
Estos sesgos están bien documentados por investigadores como Daniel Kahneman y Amos Tversky.
Puedes ampliar el tema de los sesgos en estos artículos: 👉Sesgos cognitivos
Neuroliderazgo: liderar con ciencia
El neuroliderazgo aplica estos conocimientos a la gestión de equipos. Un líder que entiende cómo funciona el cerebro humano puede diseñar entornos de trabajo que favorezcan decisiones más acertadas.
Algunos principios de neuroliderazgo aplicados a la toma de decisiones:
Reducir la carga cognitiva: Evitar la sobrecarga de información. Una reunión con 40 diapositivas no es productiva, solo provocará bostezos y distracciones.
Fomentar la diversidad de perspectivas: Diferentes cerebros piensan distinto. Incluir voces diversas reduce sesgos. He comprobado en muchas de las sesiones de formación que he realizado, que los resultados de los trabajos en equipo mejoran las decisiones individuales.
Generar seguridad psicológica: Cuando el equipo no teme equivocarse, aparecen ideas más innovadoras. La técnica del brainstormig, bien aplicada, es prueba de ello (recalco lo de bien aplicada, porque muchas veces he visto que no se deja expresar libremente las ideas, y así no funciona)
Combinar datos y emociones: La mejor decisión empresarial surge del equilibrio entre el análisis y la intuición. Como explico en este artículo: Decisiones e intuición: ¿qué dice la ciencia?
Cómo minimizar los sesgos en la empresa
La buena noticia es que hay estrategias prácticas para reducir el impacto de los sesgos y mejorar la calidad de las decisiones:
⇨Definir criterios objetivos antes de decidir. Por ejemplo, si vamos a contratar, fijar métricas claras antes de entrevistar.
⇨Jugar al abogado del diablo. Asignar a alguien la tarea de cuestionar la decisión mayoritaria.
⇨Revisar decisiones en frío. Aplazar 24 horas una decisión importante ayuda a reducir la carga emocional.
⇨Usar checklists. La medicina y la aviación han demostrado que las listas reducen errores.
⇨Formación en sesgos cognitivos. Equipos entrenados en identificar sesgos suelen tomar mejores decisiones.
Un ejemplo práctico: una pyme industrial con la que trabajé evitó una inversión equivocada en maquinaria simplemente porque aplicamos la técnica del “abogado del diablo” y se detectaron costes ocultos.
Consejos prácticos para decidir mejor
Aprende a detectar tus emociones: Si estás demasiado eufórico o estresado, pospone la decisión.
Escucha a tu equipo: Muchas malas decisiones se producen porque se toman en solitario.
Consulta fuentes externas fiables: Por ejemplo, estudios de Harvard Business Review (https://hbr.org/) o las revistas más importantes de negocios y economía: "Las 10 mejores revistas sobre negocios".
Combina intuición y análisis: Ni solo Excel ni solo “me parece”. La mezcla da mejores resultados.
Revisa decisiones pasadas: El aprendizaje retrospectivo es clave para mejorar.
Conclusión: decidir con cerebro
La toma de decisiones empresariales nunca será perfecta, pero entender cómo funciona nuestro cerebro nos da una ventaja enorme. El neuroliderazgo nos enseña que no se trata de eliminar las emociones, sino de integrarlas inteligentemente con el análisis racional.
Como explico en mi libro Neurociencia Empresarial, “...el liderazgo efectivo no consiste en tomar siempre la decisión correcta, sino en diseñar procesos que aumenten la probabilidad de acertar”. Esa es la clave: poner la ciencia del cerebro al servicio de la empresa.
Si quieres profundizar más sobre cómo aplicar estas ideas, te recomiendo leer también otros artículos de este blog sobre liderazgo y decisiones, donde encontrarás más ideas y ejemplos prácticos.
En definitiva, tomar decisiones con apoyo en la neurociencia no garantiza el éxito inmediato, pero sí aumenta las probabilidades de acertar en un mundo donde la intuición, las emociones y los datos se entrelazan. Un neurolíder no busca ser infalible: busca ser consciente de cómo decide y ayudar a su equipo a decidir mejor.
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