Conquista así la mente de tu cliente con las palabras justas. Neuromarketing y poder del lenguaje

 

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¿Alguna vez se te ocurrió una idea brillante mientras caminabas, en la ducha o justo antes de dormir? Esa chispa genial que te hace pensar: “Esto puede funcionar”. Pero, en cuanto la escribes o tratas de contársela a alguien, pierde fuerza, como si se hubiera desinflado.

A mí me ha pasado muchas veces. Incluso en sesiones con clientes o durante una presentación, una intuición poderosa puede volverse irrelevante si no la comunico bien. Y es que el problema no suele ser la idea en sí, sino cómo la verbalizamos. Ahí es donde entra en juego el lenguaje… y la neurociencia.

El lenguaje: tu primer embajador de marca

En neuromarketing, el lenguaje no es solo un canal de comunicación. Es una herramienta estratégica para influir en las decisiones del cliente. Es el primer embajador de nuestra marca, producto o servicio. Y no hablo solo de textos publicitarios. Me refiero a cómo hablamos en redes, en un email, en la web, o incluso en una conversación informal con un posible cliente.

Cuando decimos “asesoramiento gratuito” en lugar de “consultoría sin coste”, o “transforma tu empresa” en lugar de “mejora tu gestión”, no estamos solo cambiando palabras, sino generando emociones, imágenes mentales y asociaciones neuronales diferentes.

Según un estudio de Harvard, el 95% de las decisiones de compra son inconscientes y emocionales (Harvard Business Review). Y las palabras son el atajo que usa el cerebro para interpretar la realidad.

Neurociencia y el impacto emocional de las palabras

En neuromarketing, sabemos que ciertas palabras activan áreas específicas del cerebro. Por ejemplo, cuando usamos verbos como “sentir”, “descubrir” o “saborear”, se activan zonas sensoriales, incluso si el estímulo no está presente. El cerebro "simula" la experiencia.

Un buen copywriting puede producir respuestas fisiológicas reales, como dilatación de pupilas, aumento de la frecuencia cardíaca o liberación de dopamina. No es magia: es ciencia.

Esto explica por qué ciertos eslóganes, como “Just do it” (Nike) o “Red Bull te da alas”, son tan eficaces. Condensan en pocas palabras una historia, una emoción y una promesa. Algo que tu cerebro no olvida fácilmente.

Lenguaje claro, directo, sin arrogancia ni tecnicismos

He trabajado con empresas que querían sonar “sofisticadas”, pero acababan pareciendo ininteligibles. Usaban frases como “soluciones integrales para maximizar la eficiencia operativa mediante metodologías disruptivas”. ¿Qué? ¿No sería mejor decir: “te ayudamos a trabajar mejor, más rápido y con menos errores”?

Un consejo práctico: evita la jerga técnica, a menos que estés hablando con especialistas del mismo sector. En general, la gente no compra lo que no entiende. Además, el lenguaje pretencioso puede generar rechazo o desconfianza.

👉 Amplía el tema con este artículo de neurocomunicación: Conectate cerebro con cerebro.

El lenguaje también puede excluir (sin que lo notemos)

Uno de los errores más comunes es usar un lenguaje no inclusivo. Por ejemplo, cuando solo hablamos en masculino genérico (“el cliente”, “el usuario”), podríamos estar dejando fuera a parte de nuestra audiencia, aunque no lo pretendamos.

Cada palabra transmite valores. Y si esos valores no reflejan diversidad, cercanía o respeto, el mensaje puede fracasar, incluso aunque el producto sea excelente.

Revisa los pronombres, los ejemplos y los referentes culturales que usas en tu comunicación. Si vendes en varios países, adapta también el idioma a sus formas locales. No es lo mismo hablarle a un argentino que a un español o a un colombiano, aunque todos hablen castellano.

Pintar imágenes mentales: el arte de escribir para el cerebro

Una de mis frases favoritas del neuromarketing es: “El cerebro no piensa en palabras, piensa en imágenes”. De ahí que las metáforas, verbos visuales y descripciones sensoriales tengan tanto poder.

Observa este ejemplo:

Juan, enfadado, empuja la pajilla en su envase de zumo.

Juan, enfadado, clava la pajilla en su envase de zumo.

La diferencia es sutil, pero importante. “Clava” genera una imagen mental más vívida, más intensa. Este tipo de verbos hacen que el mensaje se quede en la memoria. En un anuncio, página web o email, pueden ser decisivos.

La lingüística del consumidor: un nuevo campo en auge

Este enfoque que estamos viendo, aún poco conocido, pero con creciente relevancia, se llama lingüística del consumidor. No se trata solo del significado literal de las palabras, sino de cómo ciertas estructuras y formas influyen en la respuesta del consumidor. Un tema que ocupa también a la neurocomunicación.

Un estudio reciente del Journal of Consumer Psychology sugiere que las palabras con carga emocional positiva o negativa generan respuestas más intensas que las neutras (fuente).

Este campo estudia, por ejemplo:

  • Qué tipo de adjetivos generan más confianza.

  • Cómo influye el orden de las palabras en una frase.

  • Por qué ciertos nombres de marca son recordados y otros no.

¿Qué puedes hacer tú con esto?

Aquí van algunas recomendaciones prácticas para aplicar desde ya:

Revisa los textos de tu web. ¿Hablan claro? ¿Son humanos y cercanos o fríos y técnicos?

Crea una lista de palabras clave emocionales que encajen con tu marca. Úsalas en títulos, subtítulos y llamadas a la acción.

Adapta tu comunicación al público objetivo: localiza, simplifica y empatiza.

Cuenta historias. El storytelling sigue siendo una de las herramientas más potentes para conectar con el cerebro del consumidor.

Conclusión: no es solo lo que dices, sino cómo lo dices

En neuromarketing, las palabras no son solo ornamento. Son gatillos mentales que activan emociones, construyen identidad y generan decisiones. Cuida lo que dices, pero también lo que insinúas, lo que callas y cómo lo expresas.

Como decía George Orwell: “Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. Pero bien usado, puede también potenciarlo, persuadirlo y enamorarlo.


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