Por qué el Fútbol vuelve loco a tu cerebro y cómo lo aprovecha el Neuromarketing

 

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¡Ponte la camiseta, que esto se pone bueno! Hubo una época en la que no le preste atención al fútbol, pero al final volví a caer en sus redes. ¿Por qué será que engancha tanto? Es que el fútbol es mucho más que 22 tipos corriendo detrás de una pelota. Es una montaña rusa de emociones que te hace gritar, reír, llorar y hasta pelearte con el árbitro desde el sofá. Pero, ¿sabes qué? Todo eso que sientes no es cosa del corazón (siento desilusionarte, el corazón no tiene nada que ver); es tu cerebro haciendo malabares con químicos y emociones. Hoy te cuento, como si estuviéramos charlando en la tribuna, cómo reacciona el cerebro de un fanático del fútbol y cómo las marcas usan esa pasión para meterse en nuestra cabeza. ¡Comienza el partido!

El gol, una fiesta en tu cabeza

Empecemos por lo que más nos gusta a todos. Imagina el momento: tu equipo está contra las cuerdas, el partido está empatado, y en el último segundo… ¡GOL! Saltas, gritas, abrazas al que está al lado (aunque sea un desconocido). ¿Qué pasa en tu cerebro? Es como si alguien apretara el botón de “fiesta total”. La dopamina, ese juguito (técnicamente un neurotransmisor) que te hace sentir en las nubes, inunda una parte de tu cerebro llamada núcleo accumbens. Es la misma sensación que cuando te comes una pizza o te llega un mensaje de amor de tu crush.

Un estudio de la Universidad de Oxford (https://www.ox.ac.uk/news/2018-06-14-brain-rewards-social-interactions) dice que compartir momentos como un gol con otros hinchas multiplica esa felicidad. Por eso, cuando cantas con la hinchada, tu cerebro está tirando confeti y diciendo: “¡Esto es vida!”. Además, la parte frontal de tu cerebro, el córtex prefrontal, graba ese momento como si fuera una película épica que vas a recordar por años.

Si te parece y te gusta la neurociencia puedes aprender más sobre neutransmisores: El poder oculto de la química en tu cerebro.

Los penalties: cuando tu cerebro se pone en modo drama

Ahora, cambiemos de canal, toca sufrir un poco. Estás en una tanda de penalties, el estadio está mudo, y sientes que el corazón se te sale por la boca. A mi me pasa que hasta no quiero verlo, aunque al final...¿Qué está haciendo tu cerebro? Se pone en modo “peligro inminente”. La amígdala, una especie de alarma interna, se activa y suelta adrenalina como si estuvieras escapando de un león. Por eso te sudan las manos y sientes que el tiempo va en cámara lenta.

Según un artículo de Psychology Today, que aborda la neurociencia de la ansiedad, nos explica que esta ansiedad es el cerebro preparándose para lo peor, aunque solo sea un penalti. Cuando el balón entra (o no), la liberación de tensión es tan grande que puedes terminar abrazando al de al lado o llorando. ¿Te suena? Es tu cerebro viviendo el partido como si fuera el fin del mundo.

La derrota: cuando tu cerebro se pone a llorar

Pero, claro, ya sabe, no todo es color de rosa. Cuando tu equipo pierde, sientes un nudo en el estómago, como si te hubieran robado algo (¡ya no quieres ni ir a trabajar al día siguiente para evitar burlas!). Ahí entra en juego la corteza cingulada anterior, que procesa el dolor emocional. Es como si tu cerebro dijera: “Auch, esto duele”. Pero los hinchas de verdad tienen un truco: la parte frontal de tu cabeza empieza a inventar excusas: “El árbitro estaba comprado”, “nos faltó suerte”, o “el otro equipo jugó sucio”. Todo eso es tu cerebro intentando protegerte para que no tires la camiseta por la ventana.

Neuromarketing: cómo las marcas juegan con tu pasión

Ahora, hablemos de algo que a mi personalmente me flipa: cómo los clubes y las marcas usan el fútbol para meterse en nuestra cabeza. Esto es el neuromarketing, y en el mundo del fútbol es como un gol de chilena en el último minuto. Las marcas saben que el fútbol no es solo un juego, sino un torbellino de emociones que te agarra del alma. ¡Estás servido en bandeja! Acá van algunos trucos que usan:

  • Colores que te atrapan: ¿Por qué los colores de tu equipo te emocionan tanto? Porque el rojo, el azul o el amarillo no son solo colores; son disparadores emocionales. El rojo te pone en modo “¡vamos con todo!”, y el azul te da calma y confianza. Las marcas diseñan camisetas y logos para que se te graben en la retina y en el corazón. Aunque debo admitir que hay equipaciones de mi equipo favorito que no me gustan. Pero si lo miras bien, también es una forma de que se te quede grabado.

  • Anuncios que te llegan al alma: Esos comerciales de cerveza o zapatillas que muestran a hinchas cantando en el estadio no son casualidad. Apuntan directo a tu sistema límbico, la parte del cerebro que maneja las emociones. Un estudio de Stanford (https://www.gsb.stanford.edu/insights/how-emotions-drive-consumer-behavior) dice que compramos más cuando algo nos emociona. Por eso, un anuncio que te hace sentir parte de la hinchada te pone menos tacaño y te dan ganas de sacar la billetera.

  • Experiencias que te enganchan: Los clubes saben cómo mantenerte atrapado. Desde apps que te muestran videos del equipo entrando al campo hasta estadios que parecen parques de diversiones, todo está diseñado para que tu cerebro libere dopamina y quieras más (en realidad es el mismo mecanismo de adcición que provocan las drogas o el alcohol). ¿Compraste una camiseta después de ver un video épico? Culpa de tu cerebro.

  • Referentes irresistibles: Si Messi, Cristiano Ronaldo u otro de tus jugadores favoritos te dicen que usan tal o cual desodorante, tu cerebro exclama: ¡quiero acercarme a cómo es mi héroe! Y ahí te encuentras, en cuanto tienes ocasión, comprando el producto. Esto en psicología del consumidor se llama "comparación aspiracional". 

Si te pica la curiosidad, no te pierdas nuestro artículo sobre cómo el neuromarketing te hace gastar sin darte cuenta. Es un golazo de información.

La hinchada: el pegamento que une todo

Ser hincha es como pertenecer a una gran familia. Cuando cantas con la tribuna o compartes una cerveza con amigos viendo el partido, tu cerebro libera oxitocina, la “hormona del amor”. Es lo que te hace sentir que formas parte de algo más grande. Por eso, aunque tu equipo pierda 5-0, sigues volviendo al estadio o prendiendo la tele. Es adictivo, y tu cerebro se deja llevar.

¡A jugar!

El fútbol es un espectáculo que va mucho más allá del césped. Es tu cerebro gritando, llorando y celebrando en cada jugada. Desde la dopamina de un gol hasta la ansiedad de un penalti, cada momento es una aventura cerebral. Y las marcas, con su neuromarketing, saben exactamente cómo meterse en esa fiesta para que compres, sientas y vivas el fútbol como nunca.

¿Listo para llevar esta pasión al próximo nivel? Suscríbete a nuestro blog para seguir descubriendo cómo la neurociencia explica las cosas que amas. Y si eres de los que vibra con cada partido, déjanos un comentario: ¿cuál fue el gol que más te hizo gritar? ¿En qué momento te has sentido más emocionado?¡Queremos saber!

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