¡Cuida tu bolsillo! Cómo evitar que el cambio de estación afecte tus finanzas
Ya hemos entrado en una nueva estación, primavera en el hemisferio norte y otoño en el hemisferio sur. Naturalmente eso influye en muchas cosas, pero, ¿sabías que también influye en tus decisiones económicas y financieras? Con la llegada de una nueva estación, no solo cambia el clima, sino también nuestro cerebro. Y sí, eso impacta en cómo tomamos decisiones financieras. Pero, ¿por qué ocurre esto y cómo evitar errores costosos?
Cómo afecta el cambio de estaciones a nuestro cerebro
Nuestro cerebro no opera en el vacío. Factores como la luz solar, la temperatura y hasta el cambio de horario influyen en la producción de neurotransmisores clave como la serotonina y la dopamina. Estos químicos cerebrales afectan nuestro estado de ánimo, impulsividad y tolerancia al riesgo.
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Primavera y verano: días más largos, más sol y mayor serotonina pueden hacer que nos sintamos optimistas y más propensos a asumir riesgos financieros. Es la época en la que muchos invierten en proyectos sin analizar bien los riesgos.
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Otoño e invierno: al contrario de lo anterior, la reducción de luz solar puede bajar los niveles de serotonina, aumentando la cautela o incluso generando un sesgo hacia la aversión al riesgo. Esto puede hacer que dudemos en oportunidades de inversión viables o que prioricemos liquidez en exceso.
Según un artículo de BBVA, la estacionalidad también afecta a los mercados financieros, influyendo en los volúmenes de negocio y en la llegada de información relevante.
Ejemplos prácticos
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Invertir en verano sin medir riesgos: el calorcito, el sol...En los meses cálidos, puedes sentirte más confiado y decidir invertir en activos volátiles u otras inversiones riesgosas sin un análisis profundo.
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Evitar oportunidades en invierno por exceso de precaución: el frío te "encoge" en cierta manera. Por tanto, puedes estar menos propenso a arriesgarte, aunque la oportunidad sea buena, perdiendo posibles beneficios a largo plazo.
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Euforia navideña y gastos impulsivos: ¿Quén no se siente influído por la Navidad? Las emociones elevadas en diciembre pueden llevar a compras excesivas y decisiones financieras irracionales.
Otros factores externos que influyen en las decisiones financieras
Si las decisiones financieras están influídas por el clima porque afectan nuestro cerebro, ¿por qué no van a verse afectadas por otros factores externos? Por ejemplo:
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Crisis económicas o cambios políticos: la incertidumbre puede generar respuestas de miedo y reacciones impulsivas, como vender activos precipitadamente. Tal como se explica en este artículo: Impacto de la incertidumbre en las inversiones.
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Eventos globales: pandemias o conflictos internacionales pueden disparar el cortisol (hormona del estrés), nublando nuestro juicio.
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Ruido mediático: exceso de información o noticias alarmistas pueden llevarnos a decisiones apresuradas o sesgadas. Puedes ampliar esta información en este artículo: Impacto de la sobrecarga de información.
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Factores culturales: las normas sociales y las experiencias históricas también influyen en nuestras decisiones financieras.
Consejos para no caer en estas trampas
Haz una autoevaluación emocional antes de tomar decisiones financieras importantes. Antes de actuar, pregúntate: ¿Estoy tomando esta decisión desde la calma o desde la euforia o el miedo? Puedes utilizar técnicas como la meditación, la escritura reflexiva o simplemente dar un paseo para enfriar la mente. Identificar tu estado emocional te ayudará a evitar decisiones impulsivas.
Consulta datos fríos y objetivos antes de invertir o gastar. Evita dejarte llevar por intuiciones momentáneas o titulares alarmistas. Compara diferentes fuentes de información, revisa indicadores financieros clave y considera los análisis de expertos antes de tomar una decisión importante.
Diversifica tus inversiones para evitar decisiones extremas basadas en estados emocionales temporales. No pongas todos tus recursos en una sola apuesta. Distribuir tu capital en distintos activos te permitirá reducir riesgos y mantener un balance en momentos de alta volatilidad emocional o de mercado.
Planifica con antelación y crea reglas financieras que sigas sin importar el estado de ánimo. Diseña un presupuesto mensual, establece un porcentaje fijo para ahorro e inversión, y define criterios claros para evaluar oportunidades financieras. Tener un plan estructurado te ayudará a evitar decisiones impulsivas y garantizará mayor estabilidad.
Consulta con expertos o asesores financieros en momentos de duda. Un punto de vista externo, basado en datos y experiencia, puede ayudarte a ver con mayor claridad los riesgos y oportunidades de una decisión. No temas buscar consejo profesional cuando te sientas inseguro o emocionalmente influenciado.
Conclusión
Las estaciones del año, como muchos otros factores externos, influyen en nuestro cerebro y, por ende, en nuestras decisiones económicas y financieras. No se trata de un tema menor, saber cómo nuestro estado físico y emocional afecta las decisiones nos permite evitarlas y tomar mejores caminos económicos y financieros.
Si quieres profundizar en el impacto de la neurociencia en los negocios, revisa estos artículos sobre neurofinanzas.
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