Sesgos Cognitivos: consejos de Neuromarketing para que los utilices con éxito

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¡Cuidado! Las trampas cognitivas están en todas partes ¿Alguna vez te has preguntado por qué terminas comprando cosas que no necesitas o por qué siempre caes en ofertas irresistibles? Todos somos víctimas de las llamadas "trampas cognitivas" o sesgos que nuestro cerebro utiliza para procesar información rápidamente. Pero, ¿qué significa esto realmente y cómo afecta nuestras decisiones de compra? Vamos a sumergirnos en el fascinante mundo de la psicología del consumidor y descubrir cómo el neuromarketing aprovecha estos sesgos.


¿Qué son las Trampas o Sesgos Cognitivos?

Las trampas cognitivas son como atajos que toma nuestro cerebro para tomar decisiones rápidas. Imagina que tu mente es como una computadora súper potente, pero que para ser eficiente, a veces utiliza algunos "trucos" que pueden no ser del todo precisos. Estos "trucos" o sesgos cognitivos nos ayudan a tomar decisiones más rápido, pero también nos hacen vulnerables a cometer errores o caer en "trampas" mentales.

Hasta la fecha, se han identificado y documentado más de 180 sesgos cognitivos. Estos sesgos han sido estudiados ampliamente en psicología, economía conductual y neurociencia, y se clasifican en diferentes categorías según su naturaleza y el tipo de errores que pueden inducir en nuestro pensamiento. Algunas categorías principales incluyen:


1. Sesgos de memoria: Afectan la forma en que recordamos y recuperamos información (por ejemplo, el efecto de anclaje o el sesgo de disponibilidad).

   

2. Sesgos de atención: Afectan lo que notamos o prestamos atención (por ejemplo, el efecto de foco).


3. Sesgos de toma de decisiones: Influyen en cómo tomamos decisiones y en los juicios que hacemos (por ejemplo, la falacia del costo hundido o el sesgo de confirmación).


4. Sesgos sociales: Afectan cómo percibimos a otros y cómo interactuamos con ellos (por ejemplo, el efecto halo o el sesgo de conformidad).


5. Sesgos emocionales: Surgen cuando las emociones afectan principalmente la forma en que tomamos decisiones (por ejemplo, el sesgo del optimismo o el sesgo de aversión a la pérdida).


Dada la gran cantidad y variedad de sesgos, la lista sigue creciendo a medida que la investigación en psicología y neurociencia conductual avanza y se descubren nuevas formas en que nuestros cerebros pueden ser influidos por factores internos y externos.


¿Cómo funcionan en nuestro Cerebro?

Para entender cómo funcionan estas trampas, pensemos en cómo nuestro cerebro procesa la información. Cuando nos enfrentamos a una decisión, especialmente bajo presión (como una oferta que está a punto de terminar), nuestro cerebro no siempre analiza todos los detalles. En lugar de eso, utiliza patrones y experiencias pasadas para tomar decisiones rápidas. Es como si nuestro cerebro dijera: "Esto me suena familiar, así que lo más probable es que sea una buena idea".

Estos sesgos se producen en una parte del cerebro llamada el sistema límbico, que es responsable de las emociones y las respuestas instintivas. Por eso, la mayor parte de las veces tomamos decisiones basadas en emociones en lugar de lógica. Aquí es donde entra en juego el neuromarketing.


Razones Evolutivas de los Sesgos Cognitivos

Los sesgos cognitivos no son solo fallos del cerebro; por el contrario, en realidad, tienen raíces evolutivas que explican por qué son tan comunes y universales. Estos atajos mentales se desarrollaron como mecanismos adaptativos para ayudarnos a sobrevivir en un entorno complejo y cambiante. Imagina a nuestros ancestros en la sabana africana enfrentando constantes amenazas y oportunidades. En un mundo donde la velocidad y la eficiencia podían marcar la diferencia entre la vida y la muerte, el cerebro humano evolucionó para tomar decisiones rápidas con la menor cantidad de información posible.

Por ejemplo, el sesgo de disponibilidad, donde sobreestimamos la probabilidad de eventos que recordamos fácilmente, pudo haber sido útil cuando nuestros antepasados tenían que evitar peligros inmediatos, como depredadores o fuentes de alimentos contaminadas. Si un evento era fácil de recordar, como un ataque reciente de un león, entonces era mejor evitar esos lugares, incluso si el riesgo real no era tan alto.

Del mismo modo, el sesgo de conformidad o de prueba social pudo haberse desarrollado porque seguir las acciones de un grupo aumentaba las posibilidades de supervivencia. Si todos corrían hacia un lugar seguro, lo más sensato era seguirlos sin pensar demasiado, ya que quedarse atrás podría significar peligro.

En resumen, muchos de estos sesgos son restos de un pasado evolutivo en el que tomar decisiones rápidas y basadas en heurísticas, más que en análisis detallados, resultaba ser una estrategia más eficiente para la supervivencia. Sin embargo, en el mundo moderno, estos atajos pueden llevarnos a decisiones no óptimas de las que debemos cuidarnos.


Neuromarketing: el arte de utilizar tus sesgos

El neuromarketing es una estrategia que utiliza principios de la neurociencia para entender cómo los consumidores toman decisiones. ¿Y adivina qué? Los profesionales del marketing saben muy bien cómo aprovecharse de nuestros sesgos cognitivos para influir en nuestras decisiones de compra. Aquí te dejo algunos ejemplos para que veas cómo funciona:


1. El Efecto de Anclaje: Imagina que vas a una tienda y ves un par de zapatos que cuestan 200€, pero justo al lado hay otro par con un 50% de descuento a 100€. Aunque 100€ sigue siendo bastante, parece una ganga en comparación con los 200€. Esto es el efecto de anclaje, donde nuestro cerebro se "ancla" al primer precio que ve y juzga todo lo demás en relación a él. Las tiendas usan esto para que sientas que estás obteniendo una oferta, incluso cuando no lo es tanto.


2. La falacia del Coste Hundido: Este sesgo nos hace sentir que debemos seguir invirtiendo en algo en lo que ya hemos invertido tiempo, dinero o esfuerzo. Por ejemplo, si ya has visto la mitad de una serie de televisión aburrida, es probable que sigas viendo los episodios restantes solo porque ya has invertido tiempo en ella. Las suscripciones de servicios funcionan de esta manera, aprovechándose del miedo a "perder" la inversión inicial.


3. La Prueba Social: Seguro que has visto sitios web que dicen algo como "Más de 1 millón de personas ya han comprado este producto". Esto juega con nuestro sesgo de prueba social, donde tendemos a hacer lo que otros hacen, especialmente si no estamos seguros de nuestra decisión. Es como si nuestro cerebro dijera: "Si tanta gente lo está comprando, debe ser bueno, ¿no?"


¿Cómo ser un consumidor más inteligente?

Es imposible que trates de ser inmune a los sesgos. Pero, al menos, hora que sabes cómo funcionan estas trampas cognitivas y cómo el neuromarketing las puede utilizar, la gran pregunta es: ¿cómo puedes ser un consumidor que tome mejores decisiones que no te vayan a perrjudicar? Aquí tienes algunos consejos prácticos:


- Tómate tu tiempo: No te apresures a tomar decisiones de compra. Tómate un momento para analizar si realmente necesitas ese producto o si solo estás siendo influenciado por una oferta o un precio "rebajado".


- Haz una lista de lo que necesitas: Antes de ir de compras, haz una lista y apégate a ella. Esto te ayudará a evitar compras impulsivas basadas en emociones.


- Sé consciente de las técnicas de marketing: Ahora que conoces algunas de las estrategias de neuromarketing, estarás más alerta y podrás identificar cuando intenten manipular tus decisiones de compra.


En conclusión: la clave está en ser más consciente

En un mundo donde estamos constantemente bombardeados con anuncios y ofertas, es fundamental entender cómo funciona nuestro cerebro y cómo el neuromarketing puede jugar con nuestros sesgos. No se trata de dejar de comprar, sino de ser consumidores más conscientes y tomar decisiones que realmente nos beneficien.

¡Espero que este artículo te haya ayudado a entender mejor cómo funcionan las trampas cognitivas! Ahora estás mejor preparado para ser un consumidor más consciente e inteligente.

¡Cuéntame qué opinas sobre este tema!

¡Nos leemos pronto! 😀

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